San Isidro
Labrador:
San Isidro
Labrador
madrileño y
hombre de campo
trabajó con
gran amor
con unos
bueyes arando.
Siempre
feliz y contento
y por un amo
mandado
acudía a los
terrenos
para muy
bien trabajarlos.
Por ello supo ganarse
del amo mucha atención
y de todos granjearse
afecto y admiración.
Y como era
cumplidor
y al amo
favorecía,
terrenos a
su favor
llegó a
dejarle en su día.
El terreno que a él cediera
el amo por atención,
los mejores frutos fueran
como milagro de Dios.
En casa todo
era paz.
El rosario
se rezaba,
con mucha
felicidad
en su hijo
Juan se miraban.
Pero un día quiso Dios
que algo triste sucediera,
a un pozo Juan cayó,
San Isidro le salvó
demostrando lo que era.
Santa María de la
Cabeza
al ver su hijo
salvado
en un milagro
creyera
que su esposo ha
consagrado.
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