Literatura y
cine, cine y literatura. ¿Libro o película?
La
polémica entre la literatura, concebida como un arte, y el cine, calificado de
espectáculo, es igual de antigua que la primera adaptación realizada en cine,
es decir, igual de vieja que el propio cine.
De
alguna manera, estas dos disciplinas tienen un mismo objetivo: contar
historias, y uno de sus elementos básicos ha sido el mismo: la palabra.
A
través de los años, hemos sido testigos de múltiples cintas, que basadas en
grandes obras de la literatura, han evidenciado la difícil tarea de representar
para la pantalla, las imágenes literarias; esto sin duda, ha resultado en
aciertos y decepciones, sin embargo, resulta primordial reconocer, que si bien
son dos medios distintos, esto no los hace incompatibles, sino complementarios.
Hoy,
del mismo modo que a principios del siglo XX, hay quienes consideran que el
cine es un modo de expresión tan nuevo que, necesariamente debe ser diferente
de la literatura, con expresividad distinta, lenguaje diferente, que aporta
nueva terminología y enfoque al arte. Otros, por el contrario, cada vez menos,
consideran que el cine es un producto de la literatura, una nueva expresión de
ella. En cualquier caso, cine y literatura está íntimamente unidas y condenadas
a encontrarse. El cine ha recibido de la literatura relatos, argumentos, formas
y estilos. La literatura, en todo el último siglo, va recibiendo del cine
diferentes modos de mirar, una concepción narrativa distinta, que acomoda en
los autores literarios, en ocasiones, su mirada y su estilo.
Películas:
Los
santos inocentes de Mario Camus
El
perro del hortelano
El
cartero y Pablo Neruda, Il Postino
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